El gigante rojo
27 de marzo, 2040
Hoy se cumplen 5 años desde que los primeros colonos llegaran
al planeta rojo y lo colonizaran en nombre de la humanidad. Este acontecimiento
ha marcado un antes y un después en la historia de los terrícolas, no obstante,
también tiene sus detractores. Estos consideran que la tecnología actual no
está lo suficientemente avanzada como para permitir la supervivencia en uno de
los lugares más hostiles que se pueden imaginar, y que han mandado a estas
personas a una muerte inevitable. No puedo objetarlo, las condiciones de Marte
son extremas, es un lugar prácticamente inhabitable, y por eso me dirijo en un
transbordador a Marte ahora mismo. Hace una semana se perdió contacto con la
base Colón, la primera base humana en Marte, y se especula que sus habitantes
podrían haber desaparecido o incluso muerto. Los satélites no pueden divisar la
base ya que esta se construyó dentro de una cueva para protegerla de la erosión
producida por las tormentas de arena. Mi misión es encontrar a los colonos y
asegurar que sobrevivan, ya que su muerte significaría el fracaso de la
exploración espacial y de la NASA.
14 de abril, 2040
Estoy entrando en la órbita marciana pero aún tardaremos unos
días en estar lo suficientemente cerca de la superficie como para aterrizar. Me
acompañan Inna larkasov y Fredereic Studson, los astronautas más preparados que
he visto; anteriormente habían hecho expediciones a la Luna y han logrado salir
ilesos de situaciones mortales. Inna era mi compañera en la universidad y
debido a sus notas sobresalientes se graduó un año antes que yo. A Frederic no
lo conocía, pero me he hecho su amigo con mucha rapidez y lo considero alguien
a quien puedes confiar tu vida sin ningún temor.
18 de abril, 2040
Hemos aterrizado en Marte a unos kilómetros de la base y el
paisaje que veo es desolador; cuesta creer que alguna vez Marte pudiera tener
grandes mares y que solo quede un cascarón vacío y yermo. A pesar de llevar mi
traje, puedo sentir esa atmósfera, tenue y tóxica, compuesta casi por completo
de dióxido de carbono, que se escapa lentamente hacia el espacio exterior.
Ahora, debemos utilizar el vehículo de exploración para dirigirnos a la base
Colón. Aún albergo la esperanza de encontrar a alguien con vida.
19 de abril, 2040
Hemos llegado a la base Colón, pero no hay signos de
actividad reciente. El vehículo de exploración marciano no está por ningún lado
y la escotilla se encuentra bloqueada desde el interior. El casco de la base no
presenta ni un solo rasguño, ya que sus paredes, hechas de Grafeno, son capaces
de aguantar las condiciones más extremas. Aparentemente, la base se encuentra
en buenas condiciones, así que se descarta que fuera dañada.
Hemos abierto la escotilla con un cortador láser,
asegurándonos de conectarla con un pasillo al vehículo de exploración para que,
si alguien se encontrase dentro, no muriera debido a la despresurización o a
una fuga de oxígeno.
Por desgracia, no encontramos a nadie dentro. Hemos sacado en
conclusión que, durante una expedición, el hábitat se quedó bloqueado por un
fallo del sistema y los colonos tuvieron que usar el vehículo para encontrar
una manera de comunicarse con la tierra, pero, por alguna razón, no lo
consiguieron. De todos modos, no todo son malas noticias, en el cráter
Antoniadi (a unos 10 km) se construyó un refugio ideado para casos de
emergencia. Esa es nuestra siguiente parada y nuestra última esperanza.
20 de abril, 2040
Cuando llegué al cráter perdí todo mi positivismo y cualquier
esperanza de encontrar a los colonos. El Antoniadi, de cientos de km de
diámetro, se encontraba tan vacío como el resto del planeta, y el refugio, a
unos pocos metros, estaba en un estado deplorable. Lo único funcional que
pudimos encontrar era el vehículo en el que habían llegado, y que había quedado
enterrado bajo toneladas de arena. En un intento desesperado, los colonos
habían tratado de utilizar el refugio, pero este era inservible y no les
protegió de los vientos de 400 km/h que barren la superficie marciana. El
gigante rojo, se ha llevado la vida de los primeros ingenuos que osaron subestimarlo.
2 de diciembre, 2040
Estoy en casa de nuevo, y no puedo quitarme de la cabeza mi
última misión. La NASA ha sido criticada incesantemente por instituciones de
todo el mundo, echando por tierra los planes de una colonia marciana. El ser
humano, en su eterna arrogancia, creyó que podía superar a la naturaleza, pero
se ha dado de bruces contra la realidad. Marte sigue siendo un lugar inhóspito,
donde nada puede nacer o vivir, al menos, no los humanos. Pero esto no es un
fin, es un nuevo comienzo, una nueva carrera por alcanzar el sueño de llegar a
vivir en ese planeta, que quizás se llegue a cumplir, y que espero llegar a
ver, pero en mi casa, con mi familia.
Procdencia |
No hay comentarios:
Publicar un comentario